Hace mucho que no te escribía ¿verdad?
Bueno, hoy estaba pensando en ti, en los dos, en lo que fuimos, en lo que dijiste querer ser.
Veo hacia atrás y me veo a mí luchando por ambos ¿por que no lo vi antes? Ya sabes… que tú…no querías esto.
Solo me tenias para darte la confianza que te ha faltado siempre, es una pena que para buscar otras ilusiones hayas tenido que usar la mía.
Yo no te odio, al contrario, te quiero, de cierta manera como un dolor, desgraciado pero grato.
Al fin de cuentas sacaste lo mejor de mí, mi lado más bondadoso.
Me alegraba por tus logros, te ayudaba a conseguirlos, y ayudaba a los tuyos porque eran importantes para ti aun sabiendo lo que decían a mis espaldas.
He sido testaruda, siempre creyendo que ibas a cambiar, siempre confiando, siempre volviendo a la desilusión, te felicito, me llegaste a conocer tan bien que sabías perfectamente como hacerme volver con el mayor arte que tienes: hacerte la víctima, te aprovechaste una y otra vez de mi necesidad de no verte sufrir.
Esto de ya no llevarte conmigo ha sido difícil, no lo niego, hay días que te recuerdo y quisiera llamarte y decirte lo que hice como antes, luego recuerdo que en realidad no vivíamos una vida juntos, vivíamos tu vida, juntos, tus problemas, tus sueños, tus miedos, tus frustraciones y vuele la tristeza, como antes.
Yo quiero que te vaya bien en todo lo que deseas, en todo lo que imaginabas, que debe seguir siendo lo mismo porque nunca me incluiste en tus sueños , yo fui quien intentaba meterse.
Te deseo cosas buenas, momentos buenos, y que ojalá nunca debas amar a alguien como tú. Aunque eso también lo sabía, porque ni tú lograste quererte.
Si tan solo tu amor por mí hubiese tenido la mitad del tamaño de tu ego, créeme, cariño, que habría sido feliz.