¿Cómo te lo explico?

Te dejo porque esperar que cambies será condenarme a algo que no va a pasar.
Seria condenarte a ti también.
Estar con alguien y saber que debes cambiar es una tortura.

Allá afuera debe haber alguien que se enamore de quien tú eres. Pero yo no.
Bueno, yo te amo, pero duele hacerlo y todo tiene un límite.

Yo no quiero pasar el tiempo luchando para que seas alguien distinto. Es absurdo. Es como quieres que te salga vino al fondo de una botella de whisky.

Ya vivimos, nos disfrutamos, nos tuvimos, nos golpeamos, lloramos, volvimos, nos prometimos mucho, fue lo mismo. Ya. Es mejor aceptar las cosas que no funcionan.

No me gusta lo normal. Así que no estoy dispuesto a volver y terminar, terminar y volver… Y ser aquellos que tienen una pareja hace ya diez años, se han engañado siete veces y sigues creyendo que el amor está ahí. Eso no es luchar, eso es querer sufrir de gratis. Y yo tengo bastante.

Si seguimos juntos terminaremos odiándonos, y seremos un mutuo mal recuerdo. Digámonos adiós antes de hacernos más daño y dejemos la puerta abierta por si nos volvemos a encontrar después, repasar algunos encuentros y perdernos en una cama, que fue lo único que pudimos hacer bien.

Te dejo ahora.
Si quieres, dame un último beso, asegúrate que sea uno bueno para que me dure.
De pronto te llamaré borracha algún día, tal vez me llames tú, quizás tengamos algo fugaz pero después de que pase todo debes saber que te necesito pero no quiero estar contigo.

Deja un comentario